jueves, 17 de marzo de 2011
...Me quedé quieto. Silencio.
El silencio es terriblemente aterrador a veces, pero hoy no. Para mí no. Hace tiempo que no tengo “tiempo y silencio” para pensar en mí mismo.
Detrás de la puerta no escucho nada. Tampoco me incomoda el leve sonido de mi respiración. Sé que es absurdo respirar acá, es como una manía que traigo de mi negación a creer que acá es necesario este rito para vivir. Pero ese sutil sonido me da la certeza de que estoy, aunque sea conmigo mismo.